"Ojalá alguien inventara..."
Muchas veces me he encontrado con personas
que me dicen “yo no puedo hacer eso”, “soy muy viejo” o “soy muy joven”, y lo
mejor de todo es que plantean “ojalá alguien inventara tal cosa” u “ojalá
alguien hiciera algo al respecto”; luego me preguntan “¿cómo es que se
emprende?”
Cuando se es emprendedor no se espera que
otro haga la tarea, sino que uno mismo toma las riendas, busca información,
construye redes de apoyo; es decir, se
mueve.
La virtud de un emprendedor está en su
conciencia real de sus capacidades y áreas de mejora, sazonada con el optimismo
que le permite hacer y construir. No es un optimismo ficticio, para decirle
“sí” a todo, sino que consciente de sus áreas de mejora, busca primero
resolverlas para poder seguir adelante. Otra virtud del emprendedor consiste en
la habilidad de detectar oportunidades. Como investigador nato, pregunta,
critica y cuestiona, con el mejor ánimo de generar mejoras. Esa detección de
oportunidades es simplemente ver la cotidianidad libre del paradigma “es así”.
Adicionalmente, el buen emprendedor estudia formal o informalmente, se junta
con personas que le pueden enseñar, indaga y aprende. Lo mejor del emprendedor
es su mente abierta, flexible y dispuesta a ajustarse a las circunstancias.
Gracias a las personas visionarias, que
decidieron ver el mundo de manera diferente, y que cuestionaron sus realidades,
podemos decir que hay Internet, el descubrimiento de nuevas partículas y que
una sonda pasea por los predios de Plutón.
Estas ideas pueden salir de un sueño fantasioso, que con esfuerzo, se
llevan a la realidad. Y sin ir muy lejos, lo trivial y rutinario puede ser
visto de manera diferente. Lo importante es observar, pensar, cuestionar y
proponer; la viabilidad la da la práctica y la perseverancia.
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