¿Y si la experiencia no te ayuda?


 

Tengo varios años trabajando en el área de la formación, me he formado como facilitadora y me encanta lo que tenga que ver sobre la mejora de la enseñanza. He leído en muchas publicaciones de Instagram la misma información, repetida hasta el cansancio, que “si tienes que empezar de nuevo no empiezas desde cero, sino de tu experiencia”. A mi corta edad, donde acumulo más de 40 años de experiencia laboral, puedo asegurar que la vida, el entorno y las circunstancias han cambiado drásticamente. Cuando comparo cómo era mi vida de estudiante de primaria con mi vida universitaria puedo constatar que se dieron saltos inmensos, y con el auge de la tecnología y la pandemia del siglo XXI los cambios han sido cuánticos.

Eso nada más en el ámbito educativo. En el ámbito social, las formas de relacionarse han cambiado, las formas de divertirse (me asombra cuando un niño rechaza un patio o un parque porque prefiere un dispositivo) y ni hablar del ámbito empresarial.

Muchas organizaciones de corte tradicional todavía ven sus relaciones con los clientes, con sus trabajadores y la concepción de procesos a la antigua, como lo hacían, incluso, unos años atrás. Pues me he encontrado con que si no haces juego con las exigencias del entorno, la organización puede desaparecer, e incluso las competencias personales están dejando a personas caracterizadas por su sabiduría en una información que no calza con la realidad, que las llevan a un estado de desactualización que las sacan del mercado. Asusta, ¿verdad?

En algunos momentos he llegado a pensar que mi caso particular me está sacando del mercado, cuando la gente quiere caras frescas y más dinámicas. Pero como me objetó uno de los invitados al programa radial, la gran área de mejora de los jóvenes es su desapego al trabajo y su falta de experiencia para prever algunas situaciones. En esa conversación argumentaba yo que la falta de experiencia de ayuda a ver el mundo de otra manera, y cerró el tema con un comentario sobre el valor de la experiencia. He seguido meditando al respecto, y no es la experiencia en sí misma lo que ayuda al adulto que se acerca a sus años dorados, sino los aprendizajes y re-enfoques ante las nuevas situaciones. Una vez un taxista me comentaba con tristeza que había tenido una buena zapatería y que, por jugadas de su socio, lo perdió todo. Mi respuesta fue: “si pudo montar su negocio la primera vez, ¿qué se lo impide ahora?”

Es probable que haya quien me diga que las circunstancias son otras, y lo acepto. Pero otrora, la incertidumbre era igual de alta pero había coraje y asunción del riesgo. Si eso ha cambiado, no es la experiencia lo que puede ser un problema, o las circunstancias, sino las posiciones personales para ver la vida y enfrentarla. Hay cosas que ya no funcionan, como las cámaras fotográficas o la máquina de escribir, así que este tipo de cambios lo que nos enseña es que llegó un momento de hacer un cambio, ¡y hay muchos momentos de voltear la tortilla! Al respecto,

  1. Cuida las actitudes: sentirse derrumbado por las circunstancias o porque alguien te recuerda que ahora las cosas se hacen de otra manera, solo depende de ti. Ver el lado positivo de la vida ayuda mucho, y tomar la decisión de ser un joven con mirada fresca ante todas las cosas´, sin importar la edad que tengas, no solo te dará es vitalidad inconsciente, sino que neurológicamente estarás dándole plasticidad a tu cerebro.
  2. Sigue aprendiendo: La educación y la formación no es para los primeros años; todos seguimos aprendiendo hasta el último día de nuestras vidas, así que es el momento de aprender el nuevo baile, cómo se usa esa nueva tecnología, probar nuevas formas de hacer las cosas, habla con otros para que te den sus puntos de vista. Y si no quieres la educación formal, lee, participa en foros, seminarios, ve videos. Ahora hay mucha información que te puede nutrir y entretener a la vez.
  3. Revisa los aprendizajes que has tenido y desecha lo que ya no sirve: así como limpiamos los cajones de los armarios, podemos hacer una limpieza de lo que tenemos en nuestro saber. ¿Cuáles son esos paradigmas que ya no funcionan? Hacer esa revisión, como por ejemplo, esperar que todo esté impreso para trabajar, o leer solo los libros físicos, son paradigmas que ya no funcionan. Que para pasar un buen rato con la familia y los amigos nos íbamos al restaurant donde nos hicimos amigos de los dueños, a lo mejor es hora de probar nuevos lugares (y hasta el local de nuestra preferencia pudo haber cambiado, y me pasó).
  4. Piensa fuera de la caja: esta frase abstracta lo que indica es que te olvides de los viejos patrones  asumas otras perspectivas. Que no se puede trabajar desde la casa, paradigma que escuché hasta el cansancio, ha sido derrumbado por el Covid-19. Una de las cosas que me han enseñado tanto el coaching como la PNL es que siempre hay opciones.
  5. Reúnete con gente joven y dinámica: si te reúnes con gente que piensa como tú, posiblemente te cueste ampliar tu mapa de la vida, porque tus semejantes te reforzarán lo que ya crees. Los jóvenes tienen formas de ver la vida, y los niños, totalmente descontaminados, son los más creativos; puedo decir que se convierten en los mejores maestros y su forma de aprender rápidamente nos enseñan a relevar las actitudes y a acelerar los aprendizajes.

¿Cómo te ha servido tu experiencia previa? Tus comentarios son bienvenidos al final de este artículo. Cuéntanos lo que hacías y cómo esa experiencia te está ayudando o no en las nuevas circunstancias.

Sé que te gustó esta información, compártela y así beneficias a otros. Y si quieres apoyo y soporte en este tema, te invito a contactarme por aleciaortiz.consult@gmail.com, o por las redes @aleciaortizmba.

 

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