Ya emprendí mi negocio, y ahora ¿qué?



En tres semanas he cerrado dos cohortes de diferentes programas de emprendimiento, donde los participantes han validado la idea de negocio, lo que supone que los programas de formación han estado en el ámbito de la incubación.

Han sido semanas de experimentación y ajustes, cada curso con su metodología de enseñanza y aprendizaje que al final han dado muchas satisfacciones a los participantes, dado que han visto que los esfuerzos están dando frutos y que las ideas son viables y sostenibles en el tiempo. Cabe mencionar que casi todos esos emprendedores trabajan en solitario, lo que el ejercicio les da una perspectiva global del negocio y les hace tomar conciencia de las áreas en las que deben reforzar por no tener competencias desarrolladas como expertos. Asimismo, se han dado cuenta de que el trabajo en equipo es fundamental, lo que les ayudará a acelerar la incorporación de socios, trabajadores y colaboradores.

Cerrado ese acompañamiento, ¿qué viene ahora? Si el sueño del emprendedor es crecer y formar una empresa, ahora vienen las cosas de las que no les gusta hablar en las incubadoras.

  1. Establecer un plan estratégico o plan de negocio: este plan permitirá plantear un norte, objetivos y metas que permitirán marcar hitos en el crecimiento, a la vez de orientar los recursos financieros con orden, de manera que se optimicen.
  2. Construir el negocio:  llevar a la práctica los objetivos, construir el equipo de trabajo, construir la marca y empezar a controlar los avances con indicadores, ayudarán a que el negocio se organice, lo que le ayudará a sortear con menor esfuerzos las crisis organizacionales que vienen de la mano por el crecimiento y la incorporación de gente que enriquece el negocio con sus puntos de vista, creencias y valores. Esta construcción lleva también esa tarea de formalización que se traduce en el registro de la empresa, trámite de permisos, registros e inscripciones ante los organismos del Estado.
  3. Adaptarse a los cambios: validar la idea de negocio y lo que el emprendedor hacía en solitario no significa que ya todo está escrito. Hay que recordar que los requerimientos del sistema cliente son variables, cambiantes, a la vez que el entorno es incierto y volátil, lo que hace que la validación sea una constante. Proponer nuevos productos, servicios, optimizar procesos, desarrollar nuevas competencias y asumir nuevos roles son respuestas a esa adaptación.
  4. Presupuestar ingresos y egresos: empezar por el presupuesto de ingresos y egresos es la base para manejar unas finanzas sanas; luego se incorpora el estado de flujo de efectivo a las estimaciones hechas para el estado de situación patrimonial y el estado de resultados. Incorporar a un contador que haga esa tarea aliviará al emprendedor y ayudará a plantear mejores estrategias económicas.
  5. Trabajar el desarrollo de la marca y el quehacer digital: hacerse un lugar en el mercado requiere dedicación y constancia. Trabajar la comunicación digital y el desarrollo de la personalidad de la marca dejará de ser una tarea secundaria para estar en la palestra, que también va de la mano con el desarrollo de la tecnología si se espera trabajar un negocio del siglo XXI, de la era digital.

Después de una certificación que valida la idea de negocio, es cuando inicia el trabajo; y no siempre la frontera entre incubación y desarrollo están definidas, así que cada negocio marca su pauta.

¿Por dónde va tu emprendimiento? Tus comentarios son bienvenidos al final de este artículo. Cuéntanos cómo ves la vida emprendedora.

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Comentarios

  1. Mi emprendimiento esta en la incubadora, apenas estoy validando la idea de negocio y adaptándola a los clientes y sus necesidades


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  2. Excelente... A seguir subiendo la escalera del éxito... Y del trabajo

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