Cuando de compromiso se trata
Quien
emprende, se compromete. Pareciera que en algunos casos, quien quiere emprender
es porque no quiere obligarse con responsabilidades asignadas por terceros,
pero quien decide el camino del emprendimiento se compromete y obliga con mucha
gente. Romper ese compromiso significa perder la confianza individual y social,
lo que hace que el rol no sea tan simple como parece.
Hay quienes
me han dicho que emprender los librará de recibir instrucciones, de trabajar
para otros, de tener la libertad de trabajar a su propio ritmo… Si es así,
entonces no hay compromiso ni tampoco podría hablarse de emprendimiento. El
compromiso, esa obligación ante terceros se amplía en la medida en que el
emprendimiento crece y se sostiene a lo largo del tiempo, al punto de que puede
ser el eje de una población entera, tal como pasó con la empresa Parmalat, en
Italia, al dar empleo y desarrollo a toda una población.
En estos
días, cuando hay tantas ayudas para el desarrollo de los emprendedores y sus
ideas de negocio, con más razón el compromiso es mayor, dado que hay
instituciones, gente, organizaciones que apoyan, financian y contribuyen al
desarrollo de estas ideas y que apuestan por sus resultados exitosos. Entonces,
con mayor razón hay una responsabilidad, compromiso y obligación de hacer ese
proyecto se convierta en una empresa sustentable y perdurable.
¿Y con
quién es el compromiso? Con todo un sistema cliente:
- Los clientes internos: esos que hacen posible que el
negocio crezca y se sustente a lo largo del tiempo. El emprendedor se
compromete a motivarlos, inspirarlos, asegurarles un espacio de aprendizaje y
crecimiento, a que se ganen la vida con honor y con confianza de que ellos
pueden contar con el emprendedor y el negocio. Allí no solo están los trabajadores
fijos o temporales, también están los aprendices, pasantes, becarios, tesistas, e incluso los futuros
colaboradores y trabajadores, así como sus entornos familiares. Estar pendiente
de las generaciones de relevo también es un compromiso con el futuro.
- Los clientes externos: son los clientes a los que se ha
decidido brindar los productos y servicios y que pagan por el valor que le
damos, y son quienes nos inspiran a trabajar más horas, mejorar nuestros
productos y servicios y agregar más valor para que nos sean fieles.
- Los aliados: esas empresas y personas que no forman parte
de nuestro sistema cliente interno, pero que sin su ayuda no podemos seguir
adelante, y que no solo son proveedores de productos o servicios, sino que son
con quienes hacemos alianzas, join
ventures, esas instituciones que complementan nuestro desarrollo, nos
financian y nos enseñan y apoyan. Comprometerse a hacer bien el trabajo del
negocio da confianza y bienestar a quienes nos proveen y así ayudamos a cada
sistema cliente de cada uno de ellos.
- El Estado: nos hemos comprometido con el Estado a
cumplir con las leyes, trabajar en lo lícito y contribuir con el desarrollo
económico y social del país. Contribuimos con el Producto Interno Bruto y con
el tejido empresarial del país.
- El ambiente: Al emprender con conciencia ecológica y
ambiental cuidamos los recursos naturales y nos hacemos más eficientes. Las
siguientes generaciones nos lo agradecerán
- La sociedad: Trabajamos para un nicho de mercado que tiene
familia, amigos y relacionados. El bienestar de nuestra comunidad circundante
es parte de nuestra tarea. Por ello, es importante el pensamiento de economía circular,
el empresario B y la construcción de alianzas para impulsar y/o desarrollar
iniciativas sociales que vayan más allá de los productos y servicios ofrecidos
al mercado. El bienestar de los demás se traduce en bienestar para todos.
¿Qué tan
comprometido(a) estás con tu emprendimiento? Tus comentarios son bienvenidos al
final de este artículo. Cuéntanos cómo ves la vida emprendedora respecto al compromiso adquirido.
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gustó esta información, compártela y así beneficias a otros. Y si quieres apoyo
y soporte en este tema, te invito a contactarme por aleciaortiz.consult@gmail.com, o por las redes @aleciaortizmba.
En la foto, Harrison Mozo, un emprendedor comprometido
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