Muy bien si no quieres emprender

 



En estos días alguien me comentaba que no todo en la vida es emprender un negocio, y le di la razón: no todos nacemos para montar negocios como lo puede hacer Elon Musk, que es como hacer tortas para él. Y soy feliz cuando la gente me dice “quiero encontrar un trabajo con tales cualidades”. ¿Promotora del emprendimiento diciendo eso? Pues sí. Y justamente, mi artículo anterior celebra las virtudes de emprender.

Si bien es cierto que amo la vena emprendedora del venezolano, también celebro a esas personas que están haciendo su mejor esfuerzo para encontrar el trabajo de su vida. En una oportunidad, la directora de una fundación de renombre en Venezuela, me comentaba que se sentía muy a gusto contribuyendo con el sueño del presidente de la Junta Directiva, porque sentía que hacía algo útil, con un equipo cohesionado, aunque la idea original no saliera de ella, pero iba en consonancia con sus valores y lo que quería en la vida. Además, hay varias razones por las cuales tengo esta posición:

  1. Alguien tiene que trabajar en los emprendimientos: si todas las personas se dedican a emprender porque no quieren cumplir los sueños de otras personas, imagínense qué pasaría al querer hacer crecer un negocio, ¡pues nadie querrá ser parte de ese equipo porque todos estarán pendientes de sus propios intereses! Así, con esa visión, los emprendimientos morirían rápidamente por falta de fuerza laboral. Asimismo, lo más probable es que la gente que acompañe a un emprendimiento, aunque sea temporalmente, querrá hacer las cosas a su propio ritmo y gusto, lo que haría que la anarquía floreciera en ese espacio.
  2. La vida corporativa está llena de enseñanzas y experiencias de valor: por mi propia experiencia puedo decir que trabajar para terceros ha sido una escuela para mí. Lo que no te enseña la universidad, te lo enseña la vida corporativa, y esto incluye aspectos como motivación, creación de cultura, sistematización y optimización de procesos, comunicación, manejo de fiscalizaciones, entre otros. La experiencia de haber superado grandes retos enseña cómo lidiar con situaciones similares, aunque sean de menor proporción.
  3. No todos quieren soñar en solitario: dentro de las anclas de carrera, están el ancla de la socialización y el ancla de la seguridad. Si no tuviste la oportunidad de desarrollar el espíritu aventurero, encontrar una seguridad en un grupo ya constituido puede bajar los niveles de ansiedad que genera emprender y preguntarse cada día qué nuevos retos se esperan por delante. Cabe resaltar que vivimos en un ambiente volátil, incierto, cambiante, que puede hacer que esa seguridad sea una utopía, pero quien busca la seguridad prenderá sus alarmas cuando vea situaciones críticas de manera individual, mientras que el emprendedor analiza las situaciones en diferentes dimensiones (económica, social, laboral, familiar).
  4. No todos quieren desarrollar las competencias emprendedoras: el emprendedor requiere ser multifacético, no se conforma con hacer lo que le gusta y en algunas ocasiones deberá prestar atención a eventos y circunstancias que no son de su total conocimiento ni experiencia, como el manejo contable o el mercadeo, si lo de él es la operación. Adicionalmente, la posición gerencial implica desarrollar habilidades comunicacionales, de liderazgo, de generación del cultura organizacional, ser mentor y facilitador de su equipo, administrar recursos físicos, intangibles, financieros y humanos, de manera que el negocio funcione. Quien decide emprender sabe que la formación personal en temas técnicos, operativos, financieros, legales y organizacionales es una condición indispensable. Habrá gente que considerará que este ritmo de trabajo y aprendizaje puede ser abrumador. Si no quieres hacer gerencia, emprender no es para ti.
  5. Para ser feliz, se hace lo que le gusta en la vida y no todos los emprendimientos ofrecen esa alternativa: la actividad emprendedora conlleva aceptar roles, estar dispuestos a mejorar y a hacer que el equipo mejore, aceptar las áreas de mejora como retos, trabajar con eventos, personas y circunstancias que en algún momento de la vida se planteó que no se iría a aceptar, trabajar el yo y autoevaluarse para tomar consciencia de las motivaciones internas y las resistencias y miedos que lo detienen. Nada más con esta tarea, muchas personas pueden sentirse recargadas y agobiadas.

Sí, desarrollar competencias emprendedoras lleva un trabajo que, en algunos casos, las personas no tienen el interés o el ánimo de asumir. Está bien, así podrán dedicarse a lo que les gusta, les apasiona, sin la carga de hacer un esfuerzo que no los lleva por el camino de la felicidad.

¿Eres de los que emprenden, asumen retos, se meten en tribulaciones por lograr sus sueños, o eres de los que les dejan esas tareas a otros, pero los acompañan a cumplir un sueño que encaja con el propio? Tus comentarios son bienvenidos al final de este artículo. Cuéntanos sobre el porqué de tu elección.

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