Emprendedores: súper-poderes para todo evento



Muchos me han comentado lo que me admiran por mi vena emprendedora mientras me ha costado verme ese lado en mí misma. Sin embargo, al tomar conciencia de lo que la gente ve en mí, reconozco entonces esas virtudes y busco desarrollarlas en otros.

Ser emprendedor significa:
  1. Tomar riesgo y aprovechar oportunidades: hay una fábula en la que se cuenta la historia de una familia que vivía de la venta de la leche de la vaca de su terreno, que era poco, pero seguro, y al perder la vaca se vieron obligados a hacer algo con otros bienes que tenían (otro día les escribo la fábula). Muchos emprendedores inician este camino porque se les murió la vaca y salen de su zona de confort, lo que los obliga a mirar las circunstancias con otros ojos para ver oportunidades, y la mayoría de las veces cada decisión implica un riesgo.
  2. Ver la vida con diferentes ángulos: salir de la rutina y querer hacer algo más grande de lo que se ha hecho hasta ahora permite plantearse nuevas miradas y cuestionarse las propias creencias, ponerse en los zapatos de los demás para ver esas oportunidades y ver qué pasaría si se estuviera en otra posición. Soñar y visualizar es un excelente recurso que abre la mente emprendedora.
  3. Compromiso con el cambio y el logro de la meta: El secreto de la viabilidad de los emprendimientos en el largo plazo está en ejercer el compromiso con orden y disciplina, y muy especialmente con constancia. Si la idea no es buena, aprender del fracaso pero no dejar de intentar con otras ideas. He visto grandes negocios que fueron precedidos con emprendimientos que no dieron resultado.
  4. El movimiento ante todo: los emprendedores son personas inquietas que buscas hacer. El quedarse en la zona de confort lo vencen con las circunstancias molestas de la vida y, en vez de quejarse, buscan opciones. Si ya están montados en el emprendimiento, entonces la movida se refleja en cómo mejorar lo que ya se tiene.
  5. La gracia de la creatividad: para ver opciones y nuevas perspectivas, la creatividad y la imaginación están al alcance de la mente emprendedora, estos dones que dejamos a un lado cuando nos conformamos con lo que es "porque siempre ha sido así". Todos tenemos esa chispa creativa que en algún momento dejamos de usar.
  6. La humildad de aprender constantemente: quien emprende reconoce su ignorancia y reconoce sus áreas de mejora, estudia, se forma, lee e indaga (y desarrolla esa capacidad investigadora muy útil para generar conocimiento).
  7. El sentido positivo de la vida: quien emprende piensa y usa un vocabulario positivo, lo que le ayuda a mejorar su sistema físico y mental. Enfocarse en las cosas positivas en vez de las negativas, genera hormonas de felicidad, lo que aleja a las enfermedades y contagia a la gente de su entorno con ese entusiasmo.
El desarrollo de estas habilidades y actitudes no solo nos lleva a fundar una empresa, que es un logro (y más todavía en las condiciones en la que vivimos los venezolanos), que nos da la oportunidad de servir a los demás mediante el ofrecimiento de productos y servicios, la creación de fuentes de empleo y el mejoramiento de la comunidad donde se desenvuelve el negocio. Y si contamos la evolución de la mentalidad empresarial, donde las gerencias se están haciendo cargo de iniciativas sociales que le dan fuerza a ese cambio para la mejora social, podemos observar que quien toma estas iniciativas tiene una vocación de servicio que le da esa humanidad y que borra esa falsa idea de que los empresarios no tienen corazón porque solo piensan en la rentabilidad.

Pensar en la rentabilidad significa, entonces, asegurarse de que hay recursos para seguir un sueño y darle bienestar la la sociedad. De ahí vienen los esquemas de desarrollo social, que trabaja como la arena: en una playa hay un buen territorio cubierto de arena que hace la orilla de la costa y en su detalle vemos que está formada por millones de granitos. La economía de un país se mueve gracias a la producción de estas empresas. Encontrar que los negocios buscan catalogarse como empresas B y que están trabajando con iniciativas sociales, ya sea por su cuenta o acompañados de empresas de segundo piso o instituciones de acción social directamente indica que es un mito la figura de los años 50 donde los empresarios eran personas ajenas a lo que pasaba en el entorno. Ya no se puede decir que ser empresario es nefasto, porque se necesitan muchas virtudes para iniciar un negocio que beneficiará a mucha gente.

Y lo mejor de todo esto está en los cambios que individual, familiar y socialmente tienen estas competencias: un emprendedor, con su ejemplo, modela el comportamiento de su familia, y a su vez, demuestra a su entorno que el trabajo y la disciplina, junto con una actitud positiva, se puede salir victorioso ante tantas adversidades, Por eso admiro a mis alumnos, aunque me digan que quieren tirar la toalla. Caerse y tomarse el tempo para levantarse es uno de los eventos más esperanzadores que le dicen al mundo que los emprendedores son el Rocky de la vida real.

Justamente, veo a los emprendedores como a Rocky Balboa: trabajan, se esfuerzan y pese a la caída, insisten, aprenden de sus errores y continúan. Al llevar estas competencias en otros aspectos de la vida nos hacen mejores personas, desde todo ángulo: contagiamos a los demás con la actitud positiva, aunque las circunstancias no sean las mejores o los momentos sean dolorosos, esta cualidad nos agrande la empatía, que nos hace más cercanos con nuestro prójimo; enseñamos cómo hacer las cosas y aprendemos de lo que hacen los demás con esa visión creativa, que en las nuevas generaciones les da la oportunidad de romper moldes y hacer cada vez nuevas cosas, lo que determina el desarrollo de la humanidad; estar en movimiento para conocer nuevas personas, nuevos paisajes y culturas nos enriquece y ayuda a entender algunos comportamientos de nuestros congéneres que no son parte de nuestra idiosincrasia, y al hacerlo nos enriquecemos como persona y nos hace crecer nuestro espíritu. Ser positivos, seguir adelante y superar retos nos enseña a que los demás tienen el poder de lograr sus sueños y que se pueden beneficiar de nuestros éxitos de manera indirecta mientras también vitoreamos los triunfos de los demás. En otras palabras, nos hace que mejoremos nuestra familia y nuestro espíritu.

¿Qué otras ventajas ves en el desarrollo de la vena emprendedora? Tus comentarios son bienvenidos al final de este artículo. Cuéntanos si tienes estos súper-poderes.

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