El verdadero origen de tus empeños infructuosos
Estoy leyendo e investigando sobre algunas prácticas de Coaching para un proyecto que estoy desarrollando y me he encontrado con un punto repetitivo: Dime qué crees y te diré cuán exitoso serás en la vida.
¿Cuántas
veces hemos mirado nuestros estantes de la casa y se nos olvida lo que está en
las profundidades, cuando no las vemos? Así pasa en nuestra mente: tenemos
ideas, experiencias, enseñanzas de nuestros padres, maestros, amigos de la
infancia, en fin, de quienes interactuaron con nosotros en nuestros primeros
años de vida, y como ha pasado tiempo, lo dejamos en las profundidades. Las
creemos olvidadas y que están en el pasado que no volverá. Pues, no es así.
En mis
sesiones de Coaching, ya sean de vida
o de emprendimiento, los comportamientos que no sabemos de dónde salen, siempre
están atados a una experiencia, frase o un evento observado que, dada su
repetición o impacto emocional, se quedaron grabados en el subconsciente y
salen a flote en nuestras rutinas inconscientes, que son casi todos nuestros actos,
dado que el cerebro es eficiente en grabar estas sub-rutinas que realizamos
frecuentemente y así ahorra energía. No importa si te hace feliz o no, lo que
importa es que están en la profundidad de nuestra mente. Entonces, vemos cómo
personas que han estudiando una carrera o ejercen una profesión que a simple
vista generaría ingresos maravillosos, estas personas no logran generar niveles
de ingreso que les permita una holgura financiera. O como he visto también, se
acercan a los años dorados sin tener claro una visión de su futuro para el
trazado de una meta, o no tienen idea de cómo tomar decisiones. De ahí que
algunos emprendedores fracasen, aunque tengan buenas ideas y todas las
herramientas para desarrollar una metodología impecable.
En las
conversaciones con los clientes y emprendedores, observo entonces qué dicen,
cómo lo dicen, el vocabulario que usan y relaciono las trabas y comentarios
casuales con su situación, y en todos los casos, se reflejan problemas de autovaloración,
sin importar los logros académicos o empresariales que se alcancen. No importa
cuántas afirmaciones, pensamientos positivos se hagan, o cuántos libros de
métodos y técnicas para hacer dinero (o lograr cualquier cosa) si no se ha
hecho una “limpieza mental” de esas creencias que se quedaron plasmadas en el
sub-consciente. La buena noticia es que se puede reprogramar la mente,
indicando nuevas sub-rutinas, como un computador. Se requiere, entonces, una
tarea de auto-observación y valoración de las evidencias que nos muestren que
nuestra mente es la equivocada. Tal vez el punto más trabajoso es aceptar que
estamos equivocados y no somos los dueños de la verdad.
En PNL
(Programación Neuro Lingüística) se usan varios ejercicios que ayudan a
identificar y reemplazar estas ideas, e incluso ayudan con el ordenamiento
general de la mente y por consiguiente, de los comportamientos subsecuentes. No
es una tarea de un rato, requiere observación y disposición para el cambio. Los
pensamientos automáticos e inconscientes requieren mucha atención.
¿Qué tanto
te identificas con esta situación? Tus comentarios son bienvenidos al final de
este artículo.
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