Cuál es el mejor negocio para emprender
Cuando la
gente que no me conoce se entera de que trabajo apoyando a los emprendedores a
generar sus modelos de negocio y empresas, lo primero que me preguntan es:
¿Cuál es el mejor negocio para emprender? Básicamente, esa pregunta me dice que
hay mucho trabajo por hacer.
El mejor
negocio para emprender es el que aprovecha los mejores dones del emprendedor,
al punto de hacerlo cumplir su propósito más intimo en esta vida. Si bien es
cierto que podemos tener varios propósitos, cada individuo tiene una razón de
ser única que le brinda un bienestar a los demás. No importa de dónde surge la
idea, lo importante es que salga del corazón y tenga un propósito de bienestar
para los demás. De esta idea, pueden surgir ramificaciones que sigan con el
mismo propósito. En algunos casos, esta motivación puede originarse de un
evento negativo, como el fallecimiento de un ser querido u otra tragedia; por
otro lado, ese propósito puede surgir de un interés de ver un mundo mejor.
Del
desarrollo de estas ideas pueden surgir negocios u organizaciones sociales, y
lo que tienen en común es el bienestar colectivo.
Tomar
consciencia de las virtudes y habilidades del emprendedor ayuda también a
escoger el mejor emprendimiento, dado que aprovecha sus fortalezas. Hacerse un
análisis personal, que analice los puntos fuertes y las áreas de mejora, darán
luces para una buena selección del negocio que se quiere lograr.
El Ikigai,
la filosofía japonesa que invita a lo simple, lo natural, lo fluido, se
presenta un gráfico que representa cuatro círculos, donde uno de ellos menciona
lo que la persona más ama, el segundo, lo que esa persona sabe hacer, y la
intersección entre estos dos círculos se encuentra la pasión en la vida; el
siguiente círculo menciona lo que la gente está dispuesta a pagar por ello, y
la intersección entre este círculo y el de lo que la persona sabe hacer, se
define la profesión; este círculo, que hace intersección con el siguiente, lo
que el mundo necesita, define la vocación de vida. Y el punto común de estos
cuatro círculos define el propósito de vida, que muy bien identifica el
propósito para emprender.
Para llevar
este Ikigai a la práctica, solo piensa en lo que harías por horas, sin importar
si te pagan. Ahí se inicia el primer eslabón de la cadena del mejor
emprendimiento: la emoción de lo que trae paz y bienestar en el hacer.
El segundo
paso es entender lo que el mundo necesita, y esto se lleva a la práctica
mediante la observación. ¿Cuántas veces has paseado y al ver algo en tu entorno
directo, quisieras que «alguien» tuviese la oportunidad de hacer algo distinto?
Que alguien enseñe a los perros a no morder a la gente, que alguien ponga
jardines en una calle, que alguien pinte un edificio, que alguien piense en los
ancianos sin familia… En fin, ¿y si ese «alguien» eres tú? El entorno nos dice
lo que el mundo necesita, los requerimientos de la gente, lo que se puede
mejorar o hacer de la nada.
Ahora,
veamos el siguiente paso: la viabilidad. Hace unos años, una persona me dijo,
asombrada, que la empresa donde laboraba estaba haciendo pruebas para la
teletransportación, como en la serie televisiva. Han pasado décadas desde que
se inició esa idea en la televisión, y
así como muchas otras cosas, empresas han insistido en lograr sus
proyectos. Ahí tenemos el caso de Tesla, con autos eléctricos, o Space X,
mejorando los transbordadores espaciales. Si bien es cierto que estos proyectos
tienen altos riesgos y su viabilidad no
está a simple vista, el empeño, la medición de esos riesgos y la aceptación del
largo plazo de estos proyectos, pueden darle un giro a un sueño que cumplir.
Visionarios como Steve Jobs han hecho posible una gama de productos y servicios
que no habíamos pensado. Incluso el mismo Henry Ford hizo realidad una forma diferente
en lo que el transporte se refiere. Eso sí, si lo que quiere es ganar dinero
fácil y rápido, este no es el camino, hasta me atrevería a decir que no es el
camino del emprendimiento de corazón.
¿Ya tenemos
clara la idea de lo que nos gusta hacer, y que puede traer beneficios a la
sociedad, y que la sociedad está dispuesta a pagar un valor? Ya podemos
visualizar el negocio de nuestra vida. Aprovecha tu imaginación para ver cómo
sería un día de trabajo, los ingresos que esperas, los clientes, los proveedores,
cómo acoplarías tu equipo de trabajo y visualiza también el tamaño de tu
empresa, de tu mercado; esta visualización es tan poderosa que te ayudará a
esbozar tu modelo de negocio, y así empezar a iterar, validar una y otra vez,
hasta que la realidad se fusione con lo que visualizaste. Si todavía tienes esa
pasión, estás en el mejor emprendimiento.
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