Lo que todo niño debe saber



Una de las mejores experiencias de la vida adulta,  es compartir con niños. Ya sean hijos, nietos o sobrinos, son una fuente infinita de inocencia y credulidad. Están en el momento en que podemos contribuir con su futuro, según sean los valores y creencias que les inculquemos y está en nuestras manos, con esta oportunidad, moldear un poco de la sociedad con estos pequeños seres. ¡Qué posibilidades le abrimos a estos niños!

Una de las cosas que aprendí en la vida adulta fue a cambiar actitudes y a tener una perspectiva diferente ante las vicisitudes de la vida, a gestionar mis emociones y a formar la realidad con mis pensamientos. Ojalá me lo hubieran enseñado a mi corta edad, tal como lo sugiere la autora de El Secreto: nuestros niños podrían disfrutar más tempranamente de una vida plena, a la par de una vida más humanizada hacia los demás. ¿Y qué tal si una empresa de esta magnitud cambia a la humanidad entera?

Me encantaría que todos los niños del mundo tuviesen la oportunidad de aprender, desde sus primeros cinco años de vida:

  1. La luz está dentro de nosotros.  Cuántas veces le decimos a los niños, a modo de amenaza, que si no se portan bien, les va a salir el “coco” o el “viejo que se los va a llevar”… Esta información, lejos de enseñarlos a defenderse ante situaciones duras, les incentiva el temor. Me encantará más bien que les enseñemos que, ante alguna situación que genere miedo, pueden tomar acciones que les minimice el temor que, la mayoría de las veces, es infunado. Qué tal si les enseñamos que ellos tienen el poder en su mente, la confianza en el Ser Superior, Dios, que los cuida y los acompaña siempre… Así empezarán a desarrollar su conciencia superior y a manejar uno de los niveles neurológicos más altos descritos en la PNL.
  2. Todo lo que piensas se hace realidad. Enseñarle a los niños que son los constructores de la realidad, mediante la secuencia de pensamientos, emociones, sentimientos, acciones, también descrita en la PNL, podrán ejercitarse desde muy temprano a orientarse al cumplimiento de metas y a establecer su frecuencia que les moldea el mundo. Si bien me enseñaron que actuamos de acuerdo con la realidad, la neurociencia y la mecánica cuántica señalan lo contrario: primero son los pensamientos y luego la realidad.
  3. Eres un ser supremo, nada ni nadie te puede hacer daño y que todo daño puede ser superado. Tuve la oportunidad de ver Kora, un camino a la felicidad, película venezolana que documenta opiniones importantes de personajes clave en la India, Nepal y Bután, la cuna del budismo y de Ghandi, donde se evidencia que los jóvenes, aunque pasen por situaciones críticas (como violaciones,  esclavitud, robo de órganos) pueden ser felices, por supuesto, deslastrándose del pasado, perdonándolo y enfocándose en el presente (es un proceso largo, que no puede hacerse en un artículo de blog), y enseñando a los niños sobre el verdadero significado del perdón, tal como lo describí en mi entrada pasada, podrían manejar con mayor eficiencia situaciones menos críticas, como algunos comportamientos que consideramos hirientes cuando en realidad no representan ninguna amenaza.
  4. La vocación de servicio satisface en un nivel espiritual. Enseñarles a los niños las bondades de ayudar  a los demás fomenta la empatía y les enseña cómo dar y solicitar ayuda, genera lazos emocionales importantes como miembros de la sociedad y les ayuda a descubrir un nivel de satisfacción que no se consigue con la vida material.

Cómo me encantaría que educáramos a nuestros niños con estos principios, ojalá los padres cambien la comodidad de dejarles la televisión o los videojuegos como niñeras, y se dedicaran más a conversar y a modelar la conducta de sus retoños con las suyas propias.

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