Yo sí tengo amigos

 


¿Quién no ha cantado la canción de Roberto Carlos que dice “Yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”? Esa es pare de las creencias que aceptamos o rechazamos.

Me ha llamado la atención que en menos de un mes más de cinco personas me han comentado que no tienen amigos, por lo que me pregunto: ¿qué significa tener un amigo para ellos? De acuerdo con la Real Academia Española, la amistad es ese afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato. Habrá que preguntar: ¿No tengo amigos porque nadie me muestra afecto puro y desinteresado o porque yo no lo hago? ¿Qué hace que yo no devuelvo ese trato? ¿Qué estoy haciendo para que se fortalezca a lo largo del tiempo?

Particularmente, crecí con la creencia “amigo ratón del queso”, que insinuaba que  si alguien te busca es porque hay un interés de por medio. Lo que descubrí al pasar el tiempo ha sido:

  1. Siempre hay un interés, aunque sea espiritual. Carlos Fraga dice que siempre hay un interés para hacer las cosas y en las amistades también y eso es lo que motiva a la gente, como en el caso de la Madre Teresa de Calcuta, quien hacía ese servicio de ayuda al prójimo con el interés de sentirse bien, cumplir con su propósito de vida y agradar al Creador. No siempre el interés es maligno. ¿Cuántas personas has visto en la calle en una necesidad y sin pensarlo, le tiendes una mano solo por el hecho de que sentías que querías y podías hacerlo? ¿Y qué sentiste con ese pequeño gesto? Ese interés de sentirte satisfecho se equipara a mostrar afecto puro y desinteresado, incluso a un completo desconocido. Y si lo hacemos con desconocidos, con gente que a lo mejor no volveremos a ver más, seguro crecerá el cariño si la persona es conocida y está en nuestro círculo social, y lo hacemos por el mero hecho de que podemos ayudar.
  2. Somos seres sociables. Decir que no tenemos amigos y creerlo de manera literal nos puede llevar a dos escenarios: vivir como ermitaños o no interactuar con nadie, lo que es imposible. Alguna vez tienes que hablarle al panadero para que te venda el pan o alguna vez tendrás que hablarle a tu compañero de trabajo. Quien piensa que lo personal y lo laboral no se juntan, permítame decirle que los sistemas  no tienen barreras definidas y en algún caso, una circunstancia personal afectará al sistema laboral. Si no puedes ir a tu trabajo, alguien lo hará mientras no estés y unas palabras de agradecimiento a quien te hizo la segunda empiezan a darle un matiz personal, con una pequeña dosis de afecto.
  3. Las amistades no siempre son eternas ni son íntimas. Si tus amigos de la infancia ya no están a tu lado o cambiaron de interés y ya no compaginan, la vida entonces te está diciendo que esa personas ya cumplieron contigo, te dejaron enseñanzas, te reconfortaron y te apoyaron en el momento que lo necesitabas, o tú con ellos; entonces, es hora de agradecer su paso por la vida y seguir adelante con la aventura de encontrar nuevas amistades.
  4. Las creencias de tus padres no necesariamente tienen que ser las tuyas. Puedes ver la vida de diferente manera y darte cuenta de quién ha estado para ti para rebatir dichas creencias. Pensar que no puedes tener amistades con rangos de edad muy marcados, o de diferentes clases sociales no son argumentos de peso para decir que no vas a encontrar amistades. Lo que puede pasar es que no hagas amistades con gente que no comparte tus valores, porque te resistirás a serte infiel y te hará sentir mal hacer lo que no quieres por complacer a otros.
  5. Tienes el poder de crear, destruir o reconstruir círculo social. Eres quien crea cómo será tu vida y puedes diseñar tu círculo de amistades: rescatar viejas amistades aunque la distancia sea grande, hacer una lista de las personas que son tóxicas en tu vida y alejarte de ellas porque te desaniman, te quitan fuerzas, te llenan de malos hábitos y te promueven un lenguaje y actitudes negativas, te obligan a hacer lo que no quieres… Y puedes acercarte a personas que te animan, te apoyan, te muestran caminos y opciones y te respetan la libertad de hacer tu vida.

En mi propia experiencia he vivido cómo personas han cambiado para bien, ya sea porque mi energía y actitud han cambiado y ahora los veo con otros ojos o el Universo los amoldó a mi frecuencia. He visto cómo personas que antes me saludaban y mantenían una conversación corta y superficial, ahora nos apoyamos mutuamente. También ayudo a quien pueda porque creo que es mi naturaleza, no espero nada a cambio sino mi propia satisfacción y si algo no me gusta, lo digo en buena manera o me alejo, si no veo la posibilidad de crecimiento mutuo. Reconozco que no soy de las que llaman por teléfono ni envían mensajes en WhatsApp, pero es por limitaciones tecnológicas, pero quien me llame o se comunique conmigo sabe que estoy siempre con disposición de ayudar, escuchar y resolver. Y mi disposición para fortalecer mi amistad con compañeros de trabajo, vecinos y quienes me sirven con sus productos y servicios en mi comunidad es un ejercicio al que le pongo atención y lo traigo a la consciencia. No seremos íntimos, pero contamos con nosotros mismos mutuamente.

¿Qué estás dispuesto a hacer para florecer tu círculo de amistades? Arranca con un lienzo en blanco o dale más color a lo que tienes. Tus comentarios son bienvenidos al final de este artículo.

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