Una cosa es no hacer nada y otra cosa es creer que no haces nada
Desde que
se declaró la pandemia mucha gente se ha impactado por disminuir sus horarios
de trabajo y con el teletrabajo, por la eliminación de los tiempos en el
tráfico, en el transporte y esos preparativos para una jornada de 8 o más horas
fuera de casa. En mi caso, antes de iniciar la cuarentena mi tren de vida era
bastante agitado, dado que salía de la ciudad constantemente y en los días que
trabajaba cerca, aprovechaba para dar clases en la noche. Con la nueva dinámica
me encontré entonces haciendo mi trabajo virtual y trabajando menos horas de lo
que solía hacer. Cabe mencionar que en Venezuela se suscitó una gran escasez de
combustible y hasta la fecha ha afectado la dinámica, lo que ha limitado los
viajes, aunado a otros problemas que limitan la movilidad. Con este panorama,
mi vida en un entorno con virus me ha circunscrito (y a muchos que conozco) en
espacios locales, reducción de jornadas laborales presenciales, las rutinas de
esparcimiento y ocio se han orientado, entonces, a compartir buenas comidas con
familiares y amigos muy cercanos.
Toda esta
nueva dinámica ha hecho que creamos que ahora hacemos menos o que estemos perdiendo
el tiempo. He escuchado muchos argumentos como “Ahora no puedo estudiar en la
universidad”, “Tengo mucho tiempo de sobra”, “No me apetece ir al gimnasio
porque las normas son otras”, “no me puedo distraer porque los sitios que me
gustan están cerrados” En fin, estos lamentos lo que reflejan es una negación
al cambio y la resistencia a mirar opciones, que siempre las hay.
En mi caso,
he mirado hacia atrás y con todas las circunstancias adversas que no voy a
comentar en este artículo, logré seguir manteniéndome, generando ingresos,
haciendo mi trabajo (con otra dinámica, pero ahí está), completar un curso y
asistir a diferentes seminarios en línea y retomar el cuidado de mi salud. Le
comentaba a un amigo que le había pedido a Dios que me diera una vida donde
pudiese orar, meditar y hacer ejercicios y que a la vez pudiese generar mis
ingresos, y eso es lo que he obtenido en esta nueva vida. Adicionalmente, he
visto a amigos seguir estudiando, viajando y casándose; mis emprendedores siguen haciendo realidad sus
modelos de negocio, quienes han sufrido una pérdida familiar se han ajustado a
su nuevo quehacer, desde encargarse de la casa hasta velar por la crianza de
pequeños o cuidar a los mayores que se han quedado solos. Todos estos ejemplos
son casos de que, a pesar de la pandemia, hemos seguido con nuestra vida y hemos
ajustados nuestros logros y nuestras expectativas. ¿Ahora las metas y los
indicadores son otros? Sí. Ahora bien, ¿te quedaste sin trabajar, sin generar
ingresos, no ayudaste en tu casa, ni a tu familia, ni tuviste un logro, aunque
sea pequeño? Es posible que alguien haya pasado por eso también (si ocurría con
todas las libertades, ¿cómo no ocurrirá con las restricciones actuales?)
Si te ha
pasado por la mente que has perdido más de un año de tu vida, te invito a que
reflexiones sobre lo siguiente:
- Revisa tu posición laboral. Si tienes trabajo, ya sea porque lo has mantenido o has encontrado otro, ya has hecho bastante.
- Revisa tus ingresos. Si has logrado mantener tu nivel de ingresos y calidad de vida similar a lo que era tu vida anterior, aquí hay un logro. En Venezuela, hay condiciones que no serán iguales a la vida anterior, por la dinámica sociopolítica y económica tan particular que vivimos.
- Analiza tus relaciones. Puedes medir cómo te ha influenciado este acercamiento con la familia y amigos. Con la familia, estar 24 horas todos los días seguramente ha puesto en el tapete asuntos que resolver. Si has mejorado tus relaciones familiares, tomado decisiones que te rescatan tu autoestima, si hiciste una limpieza de amigos y relacionados donde ya no interactúas con gente que te resta, haz hecho un trabajo importante.
- Evalúa tus metas. Si has replanteado tu vida y la has ajustado con base en la nueva dinámica, es una toma de consciencia que no todos han podido lograr. Y si has dado los primeros pasos para lograrlas, has hecho bastante.
- Evalúa tu salud. ¿Ahora le sacas provecho a ese tiempo libre que ahora tienes? Si has aprovechado ese tiempo para hacerte los chequeos anuales que usualmente los dejamos para luego, mereces un premio, porque has estado cuidando el templo de tu cuerpo.
¿Te ha
pasado que crees que has perdido todo este tiempo? ¿Qué puedes hacer con la
nueva dinámica? Tus comentarios son bienvenidos al final de este artículo.
Sé que te
gustó esta información, compártela y así beneficias a otros. Y si quieres apoyo
y soporte en este tema, te invito a contactarme por aleciaortiz.consult@gmail.com, o por las redes @aleciaortizmba.
Hola Ale, que gusto leerte.
ResponderEliminarMe agrada el tema de evaluar en lo cotidiano que pareciera ciertamente a diario la misma dinámica. Los ítem al final son la propia guía de evaluación sobre la integralidad de la vida, sin embargo creo que faltó preguntarnos si hemos aprendido cosas nuevas. El aprendizaje en entorno virtual de aprendizaje es ahora más que nunca una oportunidad para emprender nuevos desafíos. Gracias a ello he podido conocerte y disfrutar de tus saberes y el acompañamiento a mi emprendimiento. Muchas gracias. Un abrazo.
La vida es un sistema, Aura, por eso hay que prestarle atención a todos los asuntos. Gracias por tus palabras
EliminarExcelente resumen del cambio que hemos vivido, importante el fluir con el vida para conseguir que este cambio, esta nueva realidad sea a nuestro beneficio.
ResponderEliminarTe quiero Alecia. Gracias por compartir.
Gracias por tus palabras
EliminarGracias por sus comentarios Ciertamente, aprender y ver cambios de conducta evidencia que hacemos frente a los desafíos
ResponderEliminar