En caso de un desastre emocional, rompa el vidrio

Vivir en Venezuela se ha convertido en una montaña rusa, donde muchos psicólogos mencionan que casi la totalidad de los ciudadanos estamos sufriendo de estrés, depresión profunda, y otros desórdenes debido a los enfrentamientos y el estado de guerra que conmociona a la Nación.
Si eres de esas personas que has estado alegre y positiva en un rato, y en el siguiente pierdes las esperanzas, no te preocupes, que parece ser normal en esta situación. Sin embargo, te puedo sugerir que converses con un Psicólogo o con un Coach, de manera que puedas alcanzar el equilibrio en un estado de tranquilidad.

Ya he hablado sobre el tema anteriormente, y reitero algunas recomendaciones, dado que entiendo que no es fácil encontrar el interruptor que nos ponga en estado de tranquilidad. Desafortunadamente, no hay tal interruptor, pero sí hay un proceso que se puede accionar, de manera que caminemos la senda que nos lleva a mantenernos en un estado emocional mejorado.
  1. Incrementa tu fe. Este es el mejor momento para escuchar a la Divinidad que está dentro de ti. Puedes leer las Sagradas Escrituras, orar, acercarte a Dios. Una lección que he aprendido de lo que sé de todas las religiones y corrientes es que la confianza en Dios es el primer paso para lograr lo que quieres.
  2. Dedícate un tiempo a conocerte. Con esta frase, te invito a que tomes un tiempo para analizar qué te mantiene en un estado de tranquilidad y qué eventos o situaciones te alteran esa tranquilidad. Al tener conciencia de lo que te lleva a los polos emocionales, puedes trazarte un programa de actividades que refuercen lo que te da tranquilidad y evitar lo que te altera. Por ejemplo, si pasar tiempo jugando con tus hijos te aleja de la tensión de la calle (y que es inevitable), te puedes dar permiso para alterar tu cotidianidad para pasar más tiempo jugando con ellos que cumpliendo otros roles y responsabilidades, como atender los asuntos de la casa. Incluso, hasta podrás crear nuevas formas de que estas responsabilidades se acerquen a tu estado de tranquilidad.
  3. Haz ejercicio. Ya he escuchado a amigos que me indican que ya no se puede salir a hacer ejercicio, dada la situación de inseguridad. Sin embargo, te invito a que hagas los ejercicios en tu casa, anímate con amigos y/o vecinos para hacer un grupo de apoyo, de manera que cuando las ganas de desistir se presenten, el grupo sea un apoyo contra la tentación.
  4. Saca cuenta de cuánto tiempo le dedicas a los pensamientos negativos y a los pensamientos positivos. Si empiezas a revisar un día, por ejemplo, te darás cuenta de cuánta energía le aportas a pensamientos que te agotan, pudiendo dedicárselos a la visualización del estado deseado. En las religiones, la Metafísica y en la Física Cuántica, los pensamientos son los creadores de la realidad. Así, que a pensar positivo.
  5. Enfócate en lo que puedes hacer. De las cosas que te sacan de tu estado de tranquilidad, mide cuánto está en tu control, y sobre esa base, puedes plantearte un plan de acción. Por ejemplo, si está en tu control un cambio de actitud, puedes ponerte la tarea de hacer que la actitud cambie a la deseada, ya sea con modificar las palabras (algunas veces hablamos en términos negativos: “no puedo”, “esto es un desastre”) a términos positivos, visualizar lo que queremos que pase. Si encuentras que hay situaciones externas que no puedes cambiar, pregúntate cómo puedes mejorarla, minimizarla o eliminarla, planteándote acciones concretas, por ejemplo, si te angustia la gente de la calle comiendo de la basura, podrías preparar tu cena para uno más y compartirla. Aunque una cena no sea suficiente, te ayudará a ver tu aporte. Y si quieres hacer más, ¿qué tal si invitas a tus amigos a ayudarte?

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