Cómo salir adelante cuando vives en un estado de guerra

Si entras en las páginas de Coaching, mejoramiento personal y autoayuda, siempre encontrarás sabios consejos para lograr tus objetivos personales: plantéate objetivos, mejora tus rutinas, organiza tu tiempo y tu espacio, mejora tu apariencia, cuida tu cuerpo, haz ejercicio y revisa lo que comes. Me encantan estos consejos, muy ciertos; sin embargo, las perspectivas cambian cuando estás en un territorio donde se ha perdido el Estado de Derecho.

El cómo llegamos a ello, podrá ser un tema para otro artículo; ahora, voy a dedicar estas líneas a las personas que, además de las situaciones personales que cada individuo tiene, lleva el peso adicional de la tensión, impotencia e incertidumbre que genera vivir en un conflicto. En la cotidianidad de cualquier país, podrías ir cualquier día a tu mercado local o a un gran almacén para empezar a ver qué alimentos te favorecerán en tu cuidado personal general. En el conflicto, posiblemente, la pregunta sea si conseguirás algún alimento o si tu dinero será suficiente para comprarlo. Igual pasa con medicinas vitales o la compra de multivitamínicos que complementan la alimentación. Pensar en un paseo, una caminata, puede volverse mortal debido a que malhechores azotan las calles, y si no, el panorama es desolador: basura y suciedad, gente con cara de tristeza y con la ropa vieja y holgada por la pérdida de peso del mal comer, sin contar con la tristeza profunda de saber de muertos y heridos por doquier, preguntándote si es de tu familia. Ya el lector se podrá imaginar que en estas circunstancias las prioridades cambian.

Si bien es cierto que los consejos arriba indicados son universales, las prioridades imponen otras estrategias. Aquí les dejo algunos consejos que me han ayudado a subsistir en la situación que está viviendo Venezuela con el Socialismo del Siglo XXI:

  1. Tómate tu tiempo para escapar de la cotidianidad. Para mantener la sanidad mental es importante dedicar unos minutos diarios a la meditación y a la visualización. La primera te da la oportunidad de escuchar a tu “yo” interno, de manera que puedas acceder a tu sabiduría ancestral que forma parte de la conciencia colectiva, y la segunda, te da la oportunidad de moldear la realidad con pensamientos positivos. Para esta última, utiliza todos los sentidos para dar realismo al estado que deseas construir. ¡Que tu imaginación sea tu mejor herramienta!
  2. Presta atención a los momentos que pueden hacerte perder el control. En más de una oportunidad estarás a punto de perder el control, si no habrá pasado que lo hayas perdido momentáneamente. En estos casos, revisa lo que te dice tu cuerpo antes de que estalle el malestar, de manera que puedas imaginar cómo será la rabia, la impotencia, o la emoción negativa que estás a punto de generar, y minimiza, como en el computador, la situación, es decir, minimiza la ventana de la emoción negativa antes de que estalle, quítale color, quítale volumen, sonido. Esto te ayudará a gestionar esa sensación negativa. También te puedo pedir que hagas una lista de las situaciones que te generan estas emociones negativas, de manera que puedas sustituirlas por acciones o situaciones que te generen emociones positivas e impulsadoras. Si ya ha pasado, ¡deja que tu cuerpo drene esas energías! Date tu tiempo para llorar, gritar, o simplemente dejarte abatir en el sofá. Pero eso sí, que sea un rato solamente. Cuando sientas que estás recuperándote, oblígate a hacer algo positivo: caminar, hacer ejercicio, conversar sobre un tema agradable, de manera que puedas reforzar el cambio hacia la actitud positiva.
  3. Organiza tu tiempo para las noticias. Evita revisar las noticias al iniciar o terminar el día, evita saturarte de  noticias cuando el panorama es negativo, y sobre todo, evita los rumores; estos aumentan el malestar y generan más incertidumbre. Eso me lleva a aconsejarte a que busques fuentes objetivas y confiables. Dedica gran parte de tu tiempo a hacer cosas que te generen satisfacción y que sientas que pueden ser productivas. Plantéate un propósito de mediano o largo plazo y acompáñalo de propósitos diarios que apoyen a este logro mayor.
  4. Apóyate en amigos y redes. En la búsqueda de alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad, conversa con personas que puedan ayudarte dándote información sobre la ubicación de estos bienes o incluso, puedan compartir información de cómo sustituirlos. Esta puede ser una gran oportunidad para que tú le prestes ayuda a terceros, será muy satisfactorio.
  5. Pon tu granito de arena. Ante las adversidades, es importante que te plantees cómo puedes contribuir para apoyar a tu comunidad, aunque sean aportes pequeños. Aquí te voy a pedir que no te plantees cambiar lo que está fuera de tu control, pero que te enfoques en lo que sí está en tus manos.

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