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Mostrando entradas de abril, 2021

Con la era digital, ¿nos hemos vuelto digitales?

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  Después del Covid-19 hemos cambiado muchas cosas: nos hemos quedado en casa por más tiempo de lo que estábamos acostumbrados, disminuyeron las opciones para comer en un restaurante, ir a un parque, al cine… En fin, nuestros hábitos cambiaron, y estoy hablando de un cambio de orden mundial. Como muchos perdieron sus empleos, la salida ha sido hacia emprender o buscar empleos de corte digital, que se puedan hacer en casa. Y las empresas más experimentadas, con estructuras bien formadas, han visto en la necesidad de revisar y gestionar sus modelos de negocio hacia procesos y tecnología digital. Hasta la forma de recrearnos ha sido hacia lo digital: las presentaciones artísticas se hacen en streaming o en grabaciones disponibles en redes sociales. Los campos deportivos ahora lucen sin esa energía que inyectaba la masa de fanáticos de los equipos contrincantes. Y la manera de reunirnos con nuestros seres queridos y amigos ha sido gracias a los dispositivos y redes sociales. En mi caso pa

Dime con quién andas y te diré cómo gestionar tus amistades

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  En el programa de este jueves a las 9 de la mañana ( www.radiocapital710.com ) voy a conversar con mi compañero sobre la influencia de las amistades. La pandemia nos ha llevado a nuevos rumbos en lo que relaciones se refiere y es bueno tomar en consideración algunos puntos. Napoleón Hill nos señala en su libro Piense y hágase rico que las amistades pueden ser de gran ayuda para el logro de las metas, si encontramos gente que piense positivamente, con creatividad y la generosidad para compartir ideas y hacer sinergia, entonces tendremos el mejor círculo de amigos. Jim Rohn menciona que su vida tomó otro rumbo gracias a las palabras de su mentor, el señor Shoaff, y a la vez nos menciona que somos el promedio de las cinco personas más cercanas. De la misma manera, T Harv Eker menciona cómo un amigo de su padre cambió su vida para bien, llevándolo a la reflexión. Un estudio de McClelland señala que nuestro círculo social afecta el 95 % de nuestro éxito, y una investigación llevada a

El verdadero origen de tus empeños infructuosos

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Estoy leyendo e investigando sobre algunas prácticas de Coaching para un proyecto que estoy desarrollando y me he encontrado con un punto repetitivo: Dime qué crees y te diré cuán exitoso serás en la vida. ¿Cuántas veces hemos mirado nuestros estantes de la casa y se nos olvida lo que está en las profundidades, cuando no las vemos? Así pasa en nuestra mente: tenemos ideas, experiencias, enseñanzas de nuestros padres, maestros, amigos de la infancia, en fin, de quienes interactuaron con nosotros en nuestros primeros años de vida, y como ha pasado tiempo, lo dejamos en las profundidades. Las creemos olvidadas y que están en el pasado que no volverá. Pues, no es así. En mis sesiones de Coaching , ya sean de vida o de emprendimiento, los comportamientos que no sabemos de dónde salen, siempre están atados a una experiencia, frase o un evento observado que, dada su repetición o impacto emocional, se quedaron grabados en el subconsciente y salen a flote en nuestras rutinas inconscientes,

Los cinco elementos que te ayudan a tener éxito

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  Todas las mañanas leo un libro de conversación con el Santísimo Sacramento, y hay una parte donde Jesús me pregunta: “Dime si te sale mal tu empresa y te diré las causas del mal éxito”. Mis respuestas diarias son toda una obra teatral: cuando estoy angustiada, digo intransigente “¡estoy esperando tu respuesta!”, otras veces hablo con menos exaltación y pido la respuesta, y en otras oportunidades doy gracias por la respuesta. No me he dado cuenta de que me responde de manera no convencional. Lo que he recibido como respuesta es que no he aplicado estos puntos: 1.        Paciencia. En este siglo nos hemos acostumbrado a la inmediatez de las cosas y situaciones, y las nuevas generaciones están siendo educadas para tenerlo todo ya. El hábito de esperar y cultivar la paciencia parece que están desapareciendo de nuestras vidas; así, el agobio por no tener lo que queremos cuando lo queremos nos lleva a niveles de tensión y desesperación, lo que nubla nuestra forma de pensar y encontrar