Yo quiero un socio como Daniel y ya quiero a Erasmo
Cada vez que hablo con clientes y alumnos sobre la conveniencia de un socio capitalista, me encuentro con que todo socio que quiere aportar dinero tiene la intención de poner el dinero, irse a disfrutar de la vida y pasar a recoger los dividendos de su inversión. La posición es casi unánime entre estos socios: “tú te ocupas del negocio y me entregas el dividendo”. ¿Y si sale mal la cosa? “No debí confiar en ti” como fin de una amistad que pudo haber sido de años. En una sola ocasión uno de mis amigos y cliente me dijo que contaba con un socio que lo ayudaba sin interferir en el negocio, dándole carta blanca para decidir, y que se reunían periódicamente para comentar el avance del negocio y para que el socio capitalista presentara sus puntos de vista y así acordaran diferentes estrategias y acciones. Este socio capitalista, Daniel, como ha tenido experiencia en emprendimientos exitosos y fracasados también, sabe la realidad de convertir una idea en un negocio, conoce de riesgos y de